Pues eso, por dónde íbamos? ah, si, una roja, una amarilla, atadas con un hilito rojo y sal para proteger el hechizo, echada siempre en sentido de las agujas del reloj.
Y ya, cuestión de darles la intención, de que nos faciliten los caminos, y encenderlas, cada una con una cerilla de madera, no las encendáis con la misma.
Mi gata Frida, alucina con las velas, y por supuesto, acabó quemándose un poco el rabo, y con los bigotes rizados. No falla la criatura, tiene que meter la nariz en todo.

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