Viernes Santo...

    Cuando era niña, veía a mi madre "mirar de mal de ojo" a la gente, y me acostumbré a recibir visitas en casa de personas que venían a que se lo curase. He visto a señoras llegar con niños en los brazos, recién traidos del hospital, donde no les sacaban nada, ni lograban calmarlos, los pobrecitos venían llorando y cuando mi madre les quitaba el daño, se dormían en los brazos de sus mamás. Y los viernes, más pacientes. Traían frutas, huevos, leche... unos regalos humildes que mi madre se apresuraba a guardar y luego dábamos buena cuenta de ello. Mi madre al enseñarme a rezarlo, tanto ésto como el Alicakán o Tristeza (es más fuerte, quizá son magias negras que nos echan), me dijo que nunca, nunca había que coger dinero o pedir algo a cambio, si alguien nos quiere regalar algo, humildemente lo aceptamos y ya.
    En la adolescencia, ésta, me dijo que tenía que aprender a quitarlo yo, no hubo manera de convencerla de que no, aunque probé a decirle que se lo enseñase a mis hermanas, pero claro, soy la pequeña y me tocaba. Así es mi pueblo, mi tierra, te toca y punto, no preguntes. Y un Viernes Santo, me lo enseñó. Estuve años sin practicarlo, hasta que lo necesitó algún niño de mis amigas, y lo volví a recordar y empezar a quitárselo.
    Os cuento lo que sé. El mal de ojo o aojamiento (como lo llaman en Galicia), se produce sobre todo por envidias, malos pensamientos hacia una persona, o el desearle el mal. Puedes ponerte un sábado por la noche guapísima, y ese día, llegar de vuelta a casa cargada. Hay personas que les puede la envidia y te lo echan mirándote, siempre mirándote, no vale con tu nombre ni nada de eso, aunque en foto también vale.
También hay personas que no miran de esa forma, pero tienen una fuerza especial en su cuerpo, que sale a través de su vista, y, aunque te miren con aprecio, lo pueden echar también. Eso pasa mucho con los bebés, les ves tan guapos, que te los comerías, y a veces, los mira tanta gente, que aunque no quieran les pueden impregnar de esa mala energía. Sin ir más lejos, en mi familia, nació una niña hace unas semanas, un lunes, y el viernes siguiente, con cuatro días de vida, ya le quité su primer mal de ojo. Nadie le va a desear un mal a una recién nacida, pero es tanto lo que la han mirado, que se ha impregnado de ello. Y una personita tan pequeña, no puede bloquear ni defenderse de éstas cosas.
    Aunque contra el mal de ojo, poco sirve, he visto lazos rojos en los carricoches o cunas, ojos turcos, escapularios, amuletos... pero la energía va más allá de éstas cosas. Yo recomendaba poner al lado de la almohada un muñequito o algo que llame la atención mucho, para que el primer golpe de vista no lo reciba el bebé directamente, sino que la mirada se vaya hacia otra cosa antes. En los mayores, es diferente, aunque nos lo echan igual.
    Yo suelo notar cuando me lo echan como el estómago revuelto y un dolor agudo en la cabeza, como pinchazos, que no se quita y es muy molesto. Además, me quedo sin energía y me fatigo más, y a veces, incluso tengo ganas de llorar sin saber por qué. Entonces recurro a alguien que me lo quite, porque a mí misma no me lo puedo quitar. Eso sí, alguien que no me toque directamente, como mi madre, por que al haber consanguineidad, cuesta más quitarlo.
     El mejor día para deshacerse de él es el viernes, así que a veces, los viernes miro a los niños de mis amigos, o a gente que me viene a la cabeza por que mi intuición me dice que lo haga. También a los que me lo piden claro. Si no tengo a la persona cerca, lo hago con una foto, en la que estén solos, claro. Para saber si la persona lo tiene, cuando se hace el rezo, notaremos que nos duele la cabeza, el estómago (incluso llego a vomitar si lo tiene agarrado muy fuerte), nos lloran los ojos, bostezamos, o perdemos la fuerza, quiero decir, que el mal de la persona, se lo quitamos, porque nos viene a nosotros. Por que en ésto, la curandera o curandero, da su energía. Eso sí, no preocuparos, que pasa pronto y en diez o quince minutos estamos repuestos.
    Y lo más importante, la curandera, en éste caso, yo misma, fuera del Viernes Santo, no puede decir jamás los rezos, pues entonces, nos vendría de arriba un castigo, y los castigos de arriba, para quien los quiera, porque esos, nos se pueden cortar con ningún elemento de la Tierra. Así que si se quiere preparar a alguien para que lo cure, sólo puede ser en éste día. Yo, este año lo pasaré a algunas chicas de aquí, de Sevilla, que es donde yo vivo ahora, para que ellas, también puedan quitárselo a más gente. Ese día, les diré lo que deben hacer, y que lo escriban en un papel, que, deberán quemar antes de las doce de la noche. Es importante, que si no se ha memorizado, se deje para otro año, después de esa hora, no hay que volver a leerlo ni a decir ni comentar las frases, pues habría castigo de "Arriba".



   En fin, fue el primer contacto con las cosas de brujas o curanderas que tuve, ya de niña, aunque lo veía de forma natural en casa. Eso sí, mi madre nunca ha dicho nada de eso, ni se llama a sí misma curandera ni nada. Sólo es algo que le tocó, como a mí.
 


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